domingo, 19 de abril de 2009
Otoño
El otoño de me llego de golpe, sin aviso.
Un sinfín de hojas mustias poblaron mi vereda,
una ventisca fría congelo la sensación de pensar,
el cielo gris me lleno de cierta melancolía
Algunas gotas de lluvia mojaron mi hierba
que hasta ayer era verde y acolchada,
pero hoy ante la primera inclemencia
se puso amarilla, seca, casi sin vida
Mi cuerpo necesito de abrigo y no lo tuve,
mis manos se lastimaron al buscar protección,
el viento se clavó en mi cara como miles de agujas
y la extraña sensación que ahora seré un páramo
Este comienzo otoñal aparenta ser duro,
pero soy conciente que solo podrá dañar mi campo,
matar las hojas y la hierba, borrar las marcas,
enfriar y hasta congelar mis pensamientos,
pero no podrá matar el corazón que bien adentro
sigue latiendo
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